"Despierta tu conciencia, libera tu esencia"

Archivo diario: octubre 18, 2008

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¿Cuál es?
Que le puede causar a uno la muerte. No hay duda de que la diabetes mellitus, conocida como “diabetes de azúcar”, es ocasionada por el consumo excesivo de azúcar refinada y, en menor grado, de carbohidratos refinados. Veamos en qué consiste la diabetes, para ver qué papel juega el azúcar en su origen. Cuando se consume azúcar refinada, y ésta penetra en el torrente sanguíneo, el páncreas produce una sustancia química llamada insulina, que regula el nivel del azúcar en la sangre.
La insulina tiene efectos inmediatos en la reducción del nivel de azúcar en la sangre, para proteger a los órganos vitales, incluyendo al cerebro, de una sobredosis de azúcar.
Una cantidad excesiva de azúcar en la sangre puede ocasionar un padecimiento que se conoce como coma diabético, el cual puede producir daño rápido y permanente en el cerebro y, después la muerte. Una cantidad excesiva de insulina, puede provocar un choque insulínico, que también puede producir daño cerebral y la muerte. Por eso el pobre diabético, durante toda su vida, oscila entre el coma diabético y el choque insulínico. Y todavía peor, los diabéticos y sus parientes tienen que aceptar la realidad, no importa lo desagradable que sea, si quieren tener una oportunidad para superar su enfermedad. La diabetes, para un gran número de personas que la padecen, significa una vida llena de gastos astronómicos, de terribles sorpresas desagradables y de una muerte prematura.

No importa el cuidado con que controle su dieta, no importa la constancia con que tome su insulina, el diabético puede adquirir una grave infección a partir del más leve rasguño, o puede empezar a sufrir gangrena en dedos de manos y pies, así como en otras partes del cuerpo, sin previo aviso, teniendo que sufrir su amputación. Es extremadamente vulnerable a la presión sanguínea alta, existe una tasa inmensamente elevada de ataques cardiacos entre los diabéticos y también la posibilidad de que queden ciegos parcial o totalmente. La insuficiencia renal es otro peligro serio que corren los diabéticos. Muchos diabéticos varones pueden esperar una impotencia sexual total y permanente, la cual todavía no es curable, ni existe tratamiento para ella. Hasta la tuberculosis ocurre dos veces más entre diabéticos que entre los que no lo son. Y la medicina “moderna” no tiene otra cosa que ofrecer al diabético que una receta para una jeringa, una aguja y un frasco de insulina. El médico prescribe una dieta, que ninguna persona normal podría seguir, y le da otra cita para el mes siguiente. Este tratamiento es el que ha enriquecido fabulosamente a los pocos laboratorios que producen la insulina y, al mismo tiempo, ha convertido en adictos a la insulina a los doce millones de diabéticos que se calcula que hay en Estados Unidos.

Pero ¿por lo menos la insulina ayuda al diabético a vivir más?
Quizá sí, en casos individuales. Sin embargo las estadísticas no apoyan eso. En 1900, de acuerdo con informes de las compañías inglesas de seguros de vida, la diabetes ocupa el vigesimoséptimo lugar, como causa de muerte. La insulina se empezó a producir comercialmente en 1922. En 1950, la diabetes ocupaba el tercer lugar, como causa de muerte. ¿Se deberá esto, quizá, a que otras enfermedades se empezaron a controlar más, y la diabetes siguió reclamando vidas? No es muy probable, porque, en 1900, la tasa de mortandad por diabetes en Estados Unidos era de 12.2 por 100000 habitantes. En 1971, casi tres cuartos de siglo de “progreso” más tarde, la tasa de mortandad por diabetes era de 18.5 por 100000 habitantes. A pesar del tratamiento “moderno” para la diabetes, a pesar de la insulina, la tasa de mortandad por diabetes ha aumentado en un ¡cincuenta y dos por ciento en los últimos setenta años!

Se han elaborado medicamentos antidiabéticos orales, pero no han sido muy efectivos, y ya se han retirado apresuradamente del mercado uno o dos de ellos. Pero existe una manera para mejorar la salud del diabético que no cuesta un centavo y que, en realidad, lo puede ayudar a superar con demasía su enfermedad. ¿Cuál es? Bueno, en primer lugar tenemos que comprender que la diabetes no es simplemente una deficiencia de insulina. De hecho el diabético tiende a tener más insulina que lo que uno esperaría. La diabetes es el resultado del agotamiento del páncreas debido a una constante sobredosis de azúcar refinada y carbohidratos refinados. Existen tantas pruebas de esto que es increíble que se haya pasado por alto durante tanto tiempo. El resultado que viene a continuación es la evidencia científica, incontrovertible, que establece a la diabetes como el resultado del agotamiento pancreático, debido al consumo excesivo de azúcares (y carbohidratos).

  • La diabetes es casi desconocida en los países no industrializados (incorrectamente llamados “primitivos”), que casi no consumen azúcar y carbohidratos refinados.
  • Tan pronto como las poblaciones de estos países empiezan a consumir azúcar y carbohidratos refinados, la diabetes empieza a tomar auge. Generalmente, existe un periodo de veinte años a partir del principio del consumo de azúcar refinada, hasta la incidencia en gran escala de epidemias de diabetes.
  • El periodo latente en el individuo promedio, también es de veinte años empezando con el consumo fuerte de azúcar en la niñez.
  • Se ha empleado mal la creencia de que la diabetes tiene un componente hereditario, para insistir en que la cantidad de azúcar refinada que se ingiere, no tiene nada que ver con la enfermedad. Eso no es verdad. Escuchemos lo que dicen libros de referencia aceptados como es The Merck Manual of Diagnosis and Treatment:
    “A pesar de que desde hace mucho tiempo se ha reconocido la existencia de un componente genético en los diabéticos, la forma en que éste se puede heredar todavía no se ha definido. Los datos epidemiológicos se inclinan más hacia un patrón autosómico recesivo, aunque no queda excluido un modelo hereditario multifactorial”.
    ¡Uf! Es tranquilizante. En realidad, puse a mis mejores traductores a trabajar en este manifiesto y así es como quedó en lenguaje accesible: “Los médicos han notado que la tendencia hacia la diabetes se repite dentro de la misma familia, pero no saben exactamente cómo sucede esto. Después de revisar y estudiar a muchos diabéticos parece que los genes recesivos tienen algo que ver, pero nadie sabe en realidad qué es lo que pasa”.

    Está bien, regresemos a la realidad. Si los padres consumen mucha azúcar, el hijo que se sienta a la mesa con ellos también la consumirá en grandes cantidades. Todos tenemos un organismo diferente, y un páncreas diferente, por eso algunas personas pueden asimilar más azúcar que otras. Pero si mamá y papá le dan a su bebé una fórmula láctea que contiene más de la mitad de azúcar y lo crían con “alimento” para bebes que ya viene preparado, las probabilidades de que ese niño padezca diabetes cuando crezca son mayores. Y si después sigue tomando “cereal”, del que ya hemos hablado, que contiene 56.45 por ciento de azúcar, ¿qué le espera al pobre niño?
    Se han llevado a cabo estudios científicos meticulosos y responsables, en los que se han rastreado los orígenes de la diabetes en razas que, alguna vez, se encontraron totalmente libres de dicho padecimiento, y se ha llegado al momento en que su consumo de azúcar refinada empezó a aumentar. Estos estudios abarcan las siguientes naciones: Islandia, Israel, Sudáfrica, la India, Trinidad, los esquimales de Canadá, los esquimales de Groenlandia, Bangladesh, los indios cheroquíes, Yemen, Nueva guinea, Polinesia y varias docenas más.

    En cada caso los resultados fueron idénticos: virtualmente cero diabetes hasta que el grupo empezó a consumir azúcar refinada en grandes cantidades, de treinta y cincuenta kilos al año, o sea, un poco menos que lo que consumen los norteamericanos.

  • Un experimento opuesto a éste se llevó a cabo en la Primera y Segunda Guerras Mundiales. Era muy difícil obtener, en esas épocas, azúcar refinada y carbohidratos refinados y, tanto la tasa de incidencia como la tasa de mortandad de la diabetes, disminuyeron impresionantemente. Si la diabetes es una enfermedad hereditaria, ocasionada por la falta de insulina, ¿Cómo es posible que simplemente privándose de azúcar y carbohidratos refinados, se cure la diabetes que se supone proviene de los tatarabuelos?

Continuará…


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¿A quienes?
A los bebes. Las compañías gigantescas que elaboran “alimentos” para bebés, saben dos cosas importantes referentes a la venta de estos productos. En primer lugar, tienen que hacer que los bebés se coman sus productos. Y eso es un problema. La “comida” para bebés está sobrecocinada, sobreprocesada, es simple y no tiene sabor. Por eso es tan esponjosa, pastosa y espantosa a la vista. Pero el ingrediente secreto es el azúcar. Una buena cantidad de azúcar hace que las verduras, las frutas, y todo lo demás que se prepara para el bebé, sea más aceptable para éste y, particularmente, para la mamá. Si los niños se comen esta pasta salada impregnada de azúcar, que pasa por “alimento” para el bebé, la mamá se siente feliz. Da de comer a su bebé más rápido y fácil y le queda tiempo para sus interminables tareas.
Pero existe, además, otra ventaja comercial para agregar azúcar a la “comida” para bebé, lo engorda. Hace setenta y cinco años la tuberculosis era un problema serio de salud, y uno de los síntomas obvios de esta enfermedad era una grave falta de peso. En esa época los niños gordos estaban libres de tuberculosis. Aunque hoy día la tuberculosis está bajo control, a las madres modernas todavía les gustan los bebés gordos. Y los pediatras lo pesan en cada visita y anotan su peso en su registro especial. Los niños que se alimentan con “comida” especial ya preparada, para bebés, son gordos y los bebés gordos producen utilidades. Pero, ¿en realidad los bebes gordos están sanos? No. Los niños delgados son sanos. Los bebés gordos serán adultos gordos. Los adultos gordos tienden a ser adultos muertos. El azúcar no tiene por qué estar en los alimentos del bebé. Y solamente hay otro alimento en el que el azúcar hace más daño, que en los llamados “alimentos” para bebé.

¿Cuál es? En las fórmulas para lactantes. Sólo existe un alimento nutritivamente adecuado para los lactantes: la leche humana. Es perfecta desde todos los aspectos, tanto para la madre como para el recién nacido. Nada más no hay utilidades de la venta de leche materna, y si las hay, inmensas, en la venta de leches de imitación, conocidas como “fórmulas para lactantes”. Son baratas en su elaboración, duran indefinidamente y se venden a precios muy altos. Engordan a los bebés, le hacen más fácil la vida a la madre y enriquecen a las compañías que las venden pero no son buenas para los bebés.

Pero si no son buenas para los bebés ¿Cómo es que las venden tanto y cómo es que los pediatras las recomiendan? Porque los pediatras no son expertos en nutrición. Son hombres y mujeres bien intencionados que trabajan intensamente, en su diaria lucha contra la enfermedad. La mayor parte de ellos simplemente no tienen el tiempo, o los antecedentes necesarios, para dedicarse a estudiar una mejor nutrición para que los bebés crezcan más sanos. Además, los vendedores de leche artificial les llevan la ventaja. En la actualidad, cuando una madre sale del hospital, en Estados Unidos, le dan gratis una gran caja de leche artificial, para que la madre se la dé al bebé y este se aficione a ella. Una de las compañías internacionales más grandes que elabora “formulas para lactantes”, hasta contrata mujeres vendedoras y las viste como enfermeras, para que recorran las atrasadas poblaciones africanas, diciéndoles a las madres que su leche enfermará a los bebés, y que su única esperanza es comprar la fórmula artificial.
Veamos que contienen estas leches artificiales, para poder juzgar. El ingrediente básico de estas “fórmulas”, es leche de vaca descremada y desecada. El segundo ingrediente, generalmente, es lactosa, un tipo de azúcar refinada compuesta de glucosa y galactosa. El siguiente ingrediente en orden de cantidad es nuestro viejo amigo el aceite de coco. ¡Uf! Ingiera una mezcla de leche descremada en polvo, azúcar y aceite de coco durante el día y comprenderá por qué su bebé la escupe. El resto de la larga lista de vitaminas y minerales artificiales está presente en la mezcla en cantidades infinitesimales. La única razón por la que los bebés beben estas fórmulas, es porque ellos no pueden salirse de la cuna e ir al refrigerador para buscar algo decente que comer. Y, es más, las “fórmulas para lactantes” y los “alimentos” para bebé que contienen sobre dosis de azúcar predisponen a los chicos a cosas peores.

¿A qué cosas?
A una vida de adicción al azúcar. Una vez que el sabor de los alimentos endulzados en extremo queda grabado en el paladar del niño, permanece ahí para siempre. El niño promedio norteamericano consume al año más de diez kilos de dulces y caramelos, casi quinientas botellas de bebidas endulzadas y doscientas piezas de chicle para mascar endulzado. La mayoría de los adultos no ingieren nada que no esté muy azucarado, desde vino, cerveza y cocteles, hasta bocadillos, refrigerios y verduras congeladas. (Si, la cerveza contiene mucha azúcar, se llama maltosa). Estas son malas noticias para todos, excepto para los que venden azúcar. Uno de los aspectos de estas malas noticias son las caries dentales. El costo de los tratamientos dentales actualmente, en Estados Unidos, llega a seis millones de dólares. Y la tasa de dientes cariados aumenta tan rápido, que si los dentistas del país trabajan veinticuatro horas diarias, durante los siete días de la semana, tapando dientes cariados, al final del año habría la misma cantidad de dientes esperando ser tapados, que los que había al principio del año. Viéndolo de otra manera, en cada cien hombres que entran al servicio militar en Estados Unidos, los dentistas militares tapan seiscientos dientes, hacen ciento doce extracciones y colocan cuarenta piezas dentales postizas. La causa principal de las caries dentales, la constituye la azúcar refinada en la alimentación.

¿Qué lo hace estar tan seguro de eso?
Solamente eche una ojeada a las revistas médicas y estará tan seguro como yo. El gobierno inglés hizo uno de los estudios dentales que se consideran clásicos, en las islas de Tristán da Cunha, en medio del océano Atlántico, entre
África y Sudamérica. Debido a su aislamiento durante tantos años, los nativos de las islas subsistían a base de pescado y papas. No consumían azúcar refinada y los dentistas oficiales de la Marina Inglesa los revisaban periódicamente. En 1938 no se encontró ningún primer molar cariado en los residentes que tenían menos de veinte años, en toda la isla. En 1962, los nativos de las islas ya tomaban medio kilo de azúcar por persona a la semana, más o menos una tercera parte de los que toma un norteamericano en promedio. Entonces, la mitad de los nativos tenían caries.

Pero ese es solo un ejemplo ¿no es así? Sí, pero ¿quiere algunos más? Existen más de cien estudios, casi iguales, llevados a cabo en Ghana, Sudáfrica, Estados Unidos, Inglaterra, Austria, Suecia, Noruega y en otras dos docenas de países. En todos los casos los resultados han sido los mismos: la azúcar refinada produce caries dentales, muy rápido.
¿Cree usted que tiene sentido gastar cientos de millones de dólares en agregar al agua, y a las pastas dentales, pequeñas cantidades de una sustancia química venenosa, el fluoruro cuando satura su boca con tales cantidades de azúcar, que dañan la dentadura?
Hay una solución más segura y efectiva: dejar de ingerir azúcar refinada. Y dejar de darles a los niños alimentos adulterados con azúcar. Por cierto, ¿qué tomaron hoy en el desayuno? ¿No sería uno de esos cereales azucarados, de marca reconocida a nivel nacional, con todo ese blablabla nutritivo en la etiqueta? Una de las compañías que hace uno de esos cereales dice: “Somos serios cuando se trata de nutrición”. Su suculento producto cubierto de azúcar contiene tres dulcificantes diferentes y, según sus cálculos, contiene un 56.45 por ciento de “sucrosa y otros azúcares”. Sumemos a esta la cifra que ellos dan de “almidón y carbohidratos”, 31.75 por ciento y tenemos un cereal ( ? ) que consiste en 88.2 por ciento de almidón, azúcar y carbohidratos refinados ¿Serios cuando se trata de nutrición? También hay otro pequeño problema cuando se ingiere tanta azúcar.

Continuará…